martes, 12 de marzo de 2013


                                JUEGOS PERVERSOS

 
        Una habitación a media luz, iluminada apenas por los rayos de la luna, una mujer desnuda y descalza.

   La figura esbelta de Melina se encamina hacia el baño, pero antes, se pone encima el salto de cama color carmesí, que, entreabierto, deja apenas ver enmedio del pecho hasta el ombligo, lo demás está cubierto por estar sujeto el camisón, con un cinto de la misma tela.

      Melina estira su cuerpo perezosa y lentamente, es un regocijo estirarse así, levantar los brazos lo más alto posible, como queriendo alcanzar el cielo.

      Pone sus manos tras su nuca y saca el largo cabello del cuello de la bata y se encamina al baño.

      Prende la luz y puede ver su rostro con claridad en el espejo, ya no es tan joven, pero igual siente, quizá más.

      El sudor perla su frente, nariz y labio superior. El pecho de ella también brilla por la humedad reveladora.

      Una gota recorre su garganta y se desliza por el medio de sus senos. Luego otra, recorre el mismo camino.

      Los labios entreabiertos de Melina y su mirada serena, reflejan un estado mental de satisfacción. Ha tenido una larga noche de placer sensual.

      Tras el reflejo de la mujer en el espejo, se vislumbra apenas el movimiento de un cuerpo bajo las sábanas; es quizá el amante en turno de Melina y el rostro de ella revela el placer vivido momentos antes.

      La lengua de la mujer, roza ligeramente sus bien delineados labios y los humedece nuevamente.

      Pero no, no piensa en aquél que retoza feliz bajo las blancas y tibias sábanas de su cama, no piensa en ese amante que le prodigó amor, quizá palabras dulces y sentimientos profundos.

      Ni siquiera pensó en él cuando estaban juntos, muy juntos bajo las sábanas ardientes de la cama. No, no pensaba en él, sino en otra persona, en aquél que apenas conociera pero que había despertado en ella sentimientos escondidos desde hacía ya tanto, sentimientos que ni aún ella conocía o entendía.

      Fue por esa imagen en su mente, que ella había logrado el verdadero placer, porque en todo momento, al ver al amante en turno, veía en realidad a aquel ser que tanto ella necesitaba y deseaba.

      ¿Por qué esos sentimientos? ¿Por qué desearlo así? ¿Quizá porque era ajeno y no de ella?

     
            Pero aún así valía la pena todo, con tal de tenerlo cerca; aunque sólo fuera en su vívida imaginación.

      Por fin tendría algo en su cama que valiera la pena, aquella sombra bajo sus sábanas ya frías, no bastaría y por fin la dejaría de lado.

      Estaba hastiada y cansada de aquella sombra, que durante tanto la acompañara.

      La soledad, el hastío y la incertidumbre, ya no compartirían con ella su intimidad, ahora el cuerpo moreno de su amante ajeno, estaría con ella, aunque sólo fuera en su mente despierta, en su mente deseosa de ser amada por aquel amante que no era de ella.

 

 
                                             CARRO NUEVO
      He vivido en provincia desde siempre, para mí, mi ciudad es lo mejor que puede haber, es una ciudad tranquila y hermosa, pero hace unos años me quedé sin trabajo cuando mi hija mayor sólo tenía un par de meses de nacida. Para ese entonces, me las vi muy negras, sin dinero suficiente para cubrir los gastos de la casa, mi esposa, apenas y estaba en aquello de conseguir un trabajo para ayudarme; la desesperación hizo presa de mi y no tuve más remedio que irme a la capital.
      Algunos compas me habían comentado hacía tiempo, que por allá podría fácilmente conseguir un trabajo mejor remunerado que en donde me encontraba, al principio, no les hacía mucho caso porque en ese preciso momento, aún contaba con mi chamba, pero luego pasó lo que pasó y tuve que visitarlos para que me dieran nortes de a dónde dirigirme, los encontré y de muy buena gana me dieron la dirección de una empresa en particular. A los dos días, estaba en esa gran urbe.
      Con entusiasmo llegué a ese enorme edificio que albergaba a la Empresa… ahí, se encontraban infinidad de personas trabajando, iban y venían, todos con mirada de gente de éxito y mi ánimo se levantó por los cielos, con la esperanza de que pudiera obtener trabajo en tan importante lugar y al lograrlo, mis problemas financieros mejorarían y quedarían en el olvido. Pero esto solo era un sueño que podía realizarse si tan sólo se me diera la oportunidad de probar mis aptitudes, que eran muchas.
      Logré llegar hasta la oficina de recursos humanos, y ahí esperé el momento adecuado para poder entrar y entregar mi currículo que era muy bueno. Pasó todo ese día y no pude entregar mi documentación y sin desesperarme ni amilanarme, me fui a un hotel cercano y al día siguiente muy temprano, me dirigí de nueva cuenta a la mencionada empresa.
      Las horas pasaban y en vez de desesperarme, lo tomé por el lado bueno; nada pasaba, seguían sin recibirme, demasiado ocupados, pero muy amablemente me decían que esperara un poco más. Me dediqué a observar las instalaciones que me parecieron un tanto surrealistas, o tal vez era que yo no encajaba en el sitio, demasiado sencillo para todo lo que se presentaba ante mí. Fue entonces cuando lo descubrí venir directo hacia mí.
      Con una gran sonrisa reflejada en su rostro, vino a mi encuentro David, un sujeto que había conocido en la preparatoria, allá en mi ciudad natal. Me sorprendí al verlo justo en aquél sitio, precisamente en esa enorme urbe que era la ciudad de México.
      David, cuando lo conocí, no era precisamente alguien de mi agrado, es más, creo que no era del agrado de nadie. Tenía un carácter muy pesado, constantemente hacía bromas pesadas a todo el mundo, incluyéndome a mí que no era ni mucho menos su amigo.
      Durante mucho tiempo, le rehuí cada vez que lo veía pasar cerca de mí, pues no toleraba su presencia ni escencia. Eran demasiadas las actitudes pesadas que hacía, como por ejemplo; cada vez que me veía, me empujaba provocando que mis útiles fueran a dar al piso y enseguida comenzaba a reír como loco. Otras ocasiones, me plantaba un sonoro beso en mi mejilla y luego me abrazaba diciendo que éramos pareja y que la noche anterior habíamos hecho el amor. En fin, fueron muchos los incidentes desagradables que provocaron que me desagradara por completo la presencia de David.
     Cuando lo vi venir directo a mí, con una gran sonrisa, no supe si correr a esconderme o ignorarle. No pude hacer ninguna de las dos cosas, cuando pensé, David estaba junto a mí, abrazándome como si fuéramos los mejores amigos del mundo.
      -¡Qué gusto verte mi amigo! ¡Hace tanto que no nos vemos! –Dijo David como si en verdad estuviera conmovido y entusiasmado.
      La gente que se movía alrededor de nosotros, nos vio con agrado, como si entendieran el sentimiento de David. No supe qué hacer ante la embestida de mi “cuate” y menos aún, delante de la gente. No tuve más remedio que contestar de la misma forma, aparentando algo que no sentía.
      -¿Hace cuánto tiempo que entraste a trabajar aquí? ¿Cómo es que no te vi antes? –Me preguntó mi “amigo”.
      -No, no trabajo aquí, qué más quisiera, pero no, estoy aquí porque perdí mi trabajo en... y vine a probar suerte a la gran ciudad. ¿Y tú, hace tiempo que trabajas aquí? –No me quedó otra más que contestarle de buena manera.
      -¿De verdad? ¿Pero cómo es que viniste a dar precisamente a este sitio?
      Le conté lo que mis cuates me habían dicho tiempo atrás y se sorprendió de que el lugar donde mis amigos me habían enviado, fuera precisamente donde él trabajaba, que él llevaba dos años trabajando en esa empresa y que le iba muy bien y yo le creí, pues vestía con un traje hecho a la medida que seguramente le había costado un ojo de la cara. Además, su rostro reflejaba lo que el resto de la gente que ahí trabajaba, que eran todos exitosos.
      Mi entusiasmo creció, cuando me dijo que él podía ayudarme para entrar a trabajar ahí, que se haría cargo de entregar mi documentación a quien fuera necesario para que todo se diera más rápido. Le entregué los documentos y me invitó a quedarme en su departamento, me dijo que no permitiría que pagara hotel teniendo dónde quedarme. Muy contento lo esperé a que terminara su larga faena de trabajo, pues ese día no era posible que recogieran mis documentos, así pues, me fui con David en cuando hubo salido y los dos nos encaminamos a su departamento.
     Estaba realmente entusiasmado, creí que por las ropas que portaba mi “amigo” y la forma de expresarse y comportarse dentro de la empresa, tendría un importante cargo dentro de la misma y que por lo mismo, ganaba muchísimo dinero.
      Me imaginaba que el lugar donde vivía era en verdad un sitio caro y elegante. Nada que ver con la realidad.
      En cuanto entré a su “departamento”, vi con desagrado que no se trataba más que de un  cuartucho feo y descuidado, con unos cuantos muebles; un par de sillas, una mesa, una cama, un refrigerador pequeño y lo que aparentaba ser un clóset, el cual guardaba una escasa vestimenta.
      Las paredes dentro de la habitación, en gran parte, estaban descarapeladas y además dentro olía a humedad. Como ya era de noche y ambos estábamos cansados, me dispuse a dormir en el suelo. Me tendió unas cobijas y luego me recosté en ellas después de cubrirme con una tercera.
      En el suelo, pude darme cuenta de que había un par de hoyos de ratones, incluso pude ver uno que pasaba muy cerca de donde yo dormía; creo que hasta vi cucarachas por las paredes y suelo.
      No quise preguntarle en ese momento nada al respecto, no era el momento así es que me dispuse a “bien” dormir.
      Pasaron varios días y no me atrevía preguntarle del por qué vivía en aquellas condiciones, además, el tiempo estaba pasando y no me decía nada sobre si podía por fin entrar o no a trabajar en la empresa. La verdad eso era lo que más me estresaba, el no saber nada con respecto a si lograría entrar. Pero el tiempo pasaba y no deseaba molestar ni aprovecharme de David. A pesar del pasado, se estaba comportando como verdadero amigo, pero me desesperaba que no me dijera nada.
      Un día, antes de preguntarle por enésima vez del motivo por el cual estaba en la gran urbe y en lo que él me estaba “ayudando”, me atreví a preguntarle del por qué vivía en esas condiciones, sin ofenderse me dijo:
      -Estoy ahorrando. Desde hace tiempo que lo vengo haciendo porque quiero comprar un carro último modelo deportivo y es muy caro. Es el sueño de todo hombre de mi edad y de esta ciudad. Así es que yo lo voy a comprar, cueste lo que cueste. Es más, creo que para navidad -apenas estábamos en Junio- lograré comprarlo. Quiero llegar a la casa de mis padres en él. Quiero impresionar a toda la familia y a mi novia con el vehículo que voy a comprar, les voy a dar una gran sorpresa.
      No pude creer que su fanatismo o deseo era tan grande, a tal grado de que prefería  limitarse en casi todo y carecer de las más elementales comodidades. Yo no era así, por lo tanto no pude comprender, pero sí respetar.
      En fin,  ya había pasado demasiado tiempo y me di cuenta de que en realidad  David no tenía palancas, ni  él era importante en la empresa y que lo peor había sido que me había hecho perder el tiempo. La empresa no se interesó por mí, a lo que tuve que regresar a casa, sin dinero y desesperado por no haber obtenido nada. Me sentí fracasado. Peor aún, un tonto al haber creído en el amigo que nunca lo fue en realidad.
      “Dios aprieta pero no ahorca”, qué cierto es esto. Un par de meses después de que regresé como un fracasado de la ciudad de México, obtuve una gran oportunidad como maestro, daría clases en una importante escuela de la ciudad. No eran muchas horas, pero sí suficiente dinero para sacar a mi familia adelante.
      Así pasaron los meses, trabajando arduamente y con dedicación, así como cuidar de mi familia, todo un reto, el cual yo agradecí sinceramente por esa oportunidad. Sin embargo, pronto me vino a la mente el recuerdo de David, ya estábamos en febrero y entonces pude recordar que los planes de éste, habían sido el de comprar aquel carraso y regresar con su familia para Diciembre. Seguro y había logrado sus metas.
      Como ambos éramos de la misma ciudad y sabía dónde vivían sus padres, me decidí y fui a visitar a un compañero mutuo para que me diera noticias de David. Lo que me dijo no lo pude creer. Me quedé atónito ante la fatal noticia.
      Efectivamente, David había hecho el viaje hacia su ciudad desde la gran metrópoli en su flamante y nuevo carro. Había logrado comprar por fin el vehículo de sus sueños. Pero no logró llegar con vida. En el camino, había chocado aparatosamente contra un tráiler, ambos viajaban a gran velocidad. El carro quedó destrozado y David no sobrevivió.
 
 

Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México. Para ver una copia de esta licencia, visita http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/mx/ o envía una carta a Creative Commons, 444 Castro Street, Suite 900, Mountain View, California, 94041, USA.

 

 

NOCTURN0


 

                                                          NOCTURNO

      Todo estaba sucediendo tan rápido, que apenas tuvo tiempo de darse cuenta de que nada había salido bien, convirtiéndose en una pesadilla; su vida corría peligro y no podía dar marcha atrás.

      Estaba parado en la orilla de un desfiladero de más de cuarenta metros de altura y no podía regresar sobre sus pasos. Por un lado se encontraba el abismo y el imponente mar; sus olas se estrellaban sobre los riscos con imponente furia y por otro, estaban sus perseguidores que iban por él, por su víctima.

      Cualquiera de las opciones significaba una muerte segura; momentos antes, el mar estaba completamente tranquilo, pero en ese preciso instante, parecía como si reclamase en él, a su próxima víctima.

      Cuando estaba el mar calmado, hubiera podido saltar, teniendo cuidado de no estrellarse contra las rocas, pero ahora, con el mar encabritado, sus posibilidades eran nulas. Sus atacantes, aquellos seres del averno, clamaban por su vida y alma y no lo dejarían salir airoso.

      Florian Luca, el célebre matemático de origen rumano, hizo desesperados cálculos mentales para poder salir con vida del desfiladero, pero tardíamente supo que había corrido en dirección contraria para salvarse de una muerte segura.

      Cuando volteó el rostro hacia sus atacantes, éstos estaban tan sólo a un paso de él y pudo ver con claridad las garras que como manos, intentaban tomarlo por la fuerza y entonces perdió el equilibrio, cayendo de lado por el desfiladero. La perspectiva al ir cayendo era aterradora.

      Un grito desgarrador rompe con el silencio de la noche.

 

      El cuerpo tendido en la cama, se endereza en forma abrupta, cortando de tajo la pesadilla que le hiciera sudar copiosamente.

      Es el Doc. Florian Luca, que se toma el rostro con ambas manos, pero su grito también despierta a su hermosa esposa, que duerme a un lado de él.

      La mujer abraza a su joven marido y con suavidad le dice:

-¿De nuevo has tenido esa pesadilla?- suspira profundamente, con resignación- Amor, tienes que ir con alguien para que te ayude, no es posible que no puedas dormir ni una sola noche desde que llegaste de ese lugar.

- No pasa nada mujer, es tan solo eso, una pesadilla.

- Lo se, pero no es posible que noche trasnoche no te deje dormir.

- No te preocupes por mí, ya verás que pronto mi sueño vuelve a la normalidad, ahora duerme, todo estará bien; ya mañana será otro día y estoy seguro de que todo volverá a ser como antes. Anda, vuelve a dormir, ya todo está bien.

      La manera de hablar del hombre es tan convincente y tan suave, que tranquiliza a la mujer.

     Ambos se disponen a descansar, son las tres de la mañana y muy temprano deberán levantarse para ir a sus respectivos trabajos. Ya todo estaba en calma.

      Al menos eso creían ellos. Una figura oscura y tenebrosa está en la recámara, ninguno de los dos detectó su presencia. Su respiración es entrecortada y furiosa, su boca grande y alargada babea por la ira que corroe toda su esencia.

      Y sin saberlo Florián, la presencia de ese ser en su recámara, cambiará por completo la existencia de los dos.

 

 



Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 2.5 México. Para ver una copia de esta licencia, visita http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/mx/ o envía una carta a Creative Commons, 444 Castro Street, Suite 900, Mountain View, California, 94041, USA.
 

lunes, 21 de enero de 2013

miércoles, 19 de diciembre de 2012

DESLIZ 


    La noche salpicada de gotas de rocío que perlan el farol en medio de la oscuridad, agonizan en vano intento por alcanzar la inmortalidad de un sepulcro infernal. El calor del farol, las desvanece y otras más vuelven a cubrir el frío metal, más frió que la muerte. 
     La muerte perla la noche, en su eterno intento por alcanzar lo que siempre ha sido suyo.
     El suelo empedrado, cubierto por una lluvia que se niega a perecer en medio de la nada, se vuelve vivo con la luz mortecina de la lámpara de queroseno.
    Las paredes húmedas, languidecen ante la belleza del rocío nocturno, pero todo ello, se contempla perfecto para expirar un último aliento de vida. Suspiros que se pierden en la lejanía del olvido y la ignorancia. Del miedo mismo. De la soledad perenne.